“En la
escuela, la capacidad de estudio, a menudo, se considera innata o ligada a
factores ambientales. Esta postura hace difícil la determinación de las
capacidades básicas para el estudio y excluye su enseñanza del currículum
escolar.
La dificultad para aprender a leer y
a comprender se debe al hecho de que las capacidades de juego son muchas, de
difícil definición y en varias combinaciones. Un modo de presentarlas es ver
cómo afrontar la lectura de un texto a través de una serie de fases separadas que
requieren operaciones específicas.
I FASE: pre-lectura. Durante esta fase se lee superficialmente el texto,
tratando de captar los elementos más importantes, evaluar el interés del
contenido, determinar la estructura general y formarse una idea global. Esta
operación puede realizarse también a través de la lectura rápida, que trata de analizar un texto muy rápidamente y en
forma global para tomar de él unos pocos elementos. Teniendo en cuenta los
elementos que se han captado al recorrer el texto y la curiosidad de cada uno
sobre el tema, puede resultar útil preparar una serie de preguntas a las que se
quisiera dar una respuesta durante la siguiente lectura crítica.
II FASE: lectura
crítica del texto. La propia y verdadera
lectura analítica debe realizarse con una disposición activa por parte del
lector, distinguiendo los hechos de las opiniones concretando los objetivos en
el fragmento que lee, y determinando las informaciones de mayor importancia. La
lectura crítica puede acompañarse de un subrayado
del texto y de la toma de apuntes.
III FASE: post-lectura. Para completar el aprendizaje es necesario controlar y
reorganizar los apuntes. Pueden elaborarse diagramas, representaciones gráficas
que muestren la estructura de la información, o bien fichas, tablas
terminológicas y fichas con preguntas/problemas que ayuden a memorizar. Estas
informaciones son básicas para la preparación de un trabajo escrito o de una
exposición oral.
Todos pueden aprender a leer si
adquieren poco a poco estas técnicas y la capacidad de aplicarlas en el orden
justo y en el modo oportuno (Devine, 1981; Lend, 1983; y Tonjes y Zintz,
1981).”
Referencia
Serafini,
M. T. (2008). Cómo se estudia. La
organización del trabajo intelectual (1ª Reimpresión). México: Paidós.
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